El reto
En esencia, un equipo HiFi solo reproduce la corriente modulada de uso doméstico. Dicha corriente debe llegar al dispositivo de la forma más uniforme posible. Aquí es donde un cable de conexión de red adquiere una importancia fundamental.
El gran desafío de los cables de conexión de red son los picos de corriente extremos. Los ocasionan los propios aparatos conectados al convertir la corriente alterna en corriente continua, dado que los condensadores de sus componentes solo pueden cargarse si la tensión disponible es mayor que la de los propios condensadores, y esto solo constituye un breve instante en el valor pico de la tensión de red alterna.
Permanecen picos de potencia que llegan a ser impulsos aciculares con una ampliación de la potencia nominal de los dispositivos. Debido a que los condensadores se vuelven a descargar hasta el siguiente valor de pico, este proceso se repite 100 veces por segundo a 50 Hz, o 120 por segundo a una frecuencia de red de 60 Hz.
Estos picos de corriente extremos ocasionan una gran cantidad de efectos no deseados. Por un lado, provocan considerables pérdidas de tensión y potencia en resistencias de potencia y de paso. Por otra, generan potentes campos magnéticos que ocasionan importantes efectos particulares debido a sus vertiginosos flancos ascendentes, incluso a una frecuencia de red relativamente baja. Dichos efectos reducen la sección del conductor que puede utilizarse de forma efectiva. Además, los picos del campo magnético provocan interferencias en todos los dispositivos situados en sus proximidades, como si recibieran pinchazos con una aguja. El suministro de corriente y el cable de conexión de red se ven sometidos a requisitos elevados, sobre todo durante los pasajes más exigentes y dinámicos de la música reproducida